Se quedó mirándolo, absorta, casi
adolescente; restaban demasiadas cosas por aclarar entre ambos. Respuestas contra
un sinfín de noches en vela y excusas a medio cocer. Se quedó mirándolo, como
si todavía estuviera allí, y nada hubiese pasado.
A veces creemos que comprando cosas para dos arreglamos los problemas de esos dos... Pero al menos, esta vez, sólo se quedó mirándolo. Saludos desde el Inframundo.
¡Excelente, Miguel Ángel! Muy bien medido, muy bien dosificado ese espacio de indeterminación que lleva al lector a cocrear. Me gusta, por lo que significa para la historia, el título.
Querido Miguel Angel: Cuando nos invade la duda no sirven excusas cocidas ni respuestas muy bien acabadas. Cuando se compra un sofá de dos plazas vacío, no se puede acudir sólo a la ilusión. Cuando se compra un sofá de dos plazas vacío, invade por dentro la disposición y esperanza de ocuparlo con alguien. ¿Cuando? ¿Con quién? Imposible saberlo pero yo admiro a las personas que saben sufrir sin que les dañe lo mejor que tienen dentro.
Da gusto leerte, ese decir por lo tangencial. El desamor, la falta de comunicación. Hay factores que justifican: la juventud, comprar el sillón en Ikea. Un abrazo.
Buenísimo final, Miguel Ángel. Quería haber venido antes a visitarte, pero... Bueno, vine un día pero no me pude esperar. Pero, vamos, que nunca es tarde, nos sigue quedando la vida.
Cuàntas veces nos hemos quedado pensando e imaginando que el està alli y de haber hablado de màs o de menos, quedàndonos atragantadas por no haberlo dicho todo.
Hay quien se compra un sofá de dos plazas sin idea de llenarlo, tan solo por si hay invitados, para que descanse al lado su gato o, simplemente, para tumbarse viendo "esta cocina es un infierno". No convirtamos al sofa de dos plazas como al comer en un restaurante, que o es para dos o da verguenza.
a ver si al fin este comentario lo puede publicar¡¡¡¡
Bueno si es para ver Pesadilla en la cocina (en cualquiera de sus versiones) hasta de tres plazas estaría bien. Gracias por tu comentario, es acertado. Un abrazo
A veces creemos que comprando cosas para dos arreglamos los problemas de esos dos... Pero al menos, esta vez, sólo se quedó mirándolo.
ResponderEliminarSaludos desde el Inframundo.
Ya ves, a veces nos quedamos mirando... y no hay nada.
EliminarGracias por pasarte.
¡Excelente, Miguel Ángel! Muy bien medido, muy bien dosificado ese espacio de indeterminación que lleva al lector a cocrear. Me gusta, por lo que significa para la historia, el título.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias, Pedro. Buscaba un título que por su sencillez no rompiera lo estático del mismo y terminara de completarlo.
EliminarUn abrazo.
Y en ocasiones, con las dos pazas ocupadas, no sabemos a dónde mirar.
ResponderEliminarExcelente, como siempre.
Querido Miguel Angel:
ResponderEliminarCuando nos invade la duda no sirven excusas cocidas ni respuestas muy bien acabadas.
Cuando se compra un sofá de dos plazas vacío, no se puede acudir sólo a la ilusión.
Cuando se compra un sofá de dos plazas vacío, invade por dentro la disposición y esperanza de ocuparlo con alguien. ¿Cuando? ¿Con quién? Imposible saberlo pero yo admiro a las personas que saben sufrir sin que les dañe lo mejor que tienen dentro.
Pues nada, una mecedora... ¡y listo!
EliminarGracias, Douglas.
Da gusto leerte, ese decir por lo tangencial. El desamor, la falta de comunicación. Hay factores que justifican: la juventud, comprar el sillón en Ikea. Un abrazo.
ResponderEliminarEn el fondo todo se construye como los muebles de Ikea, Ximens. Gracias por pasarte. Un abrazo
ResponderEliminarLlegue a tu blog me encanta encontrar blogs de hombres que escriben.
ResponderEliminarel mio es:
elblogdemaku.blogspot.com
si te gusta podemos seguirnos.
Un saludo
Pues claro, los hombres también :)
EliminarGracias por pasarte.
Un saludo
Buenísimo final, Miguel Ángel.
ResponderEliminarQuería haber venido antes a visitarte, pero... Bueno, vine un día pero no me pude esperar. Pero, vamos, que nunca es tarde, nos sigue quedando la vida.
Un saludo.
Efectivamente, hay vida hay letra, y viceversa.
EliminarUn saludo, tocayo.
No, hombre. Hay que mantener el sofá con las capacidades intactas.
ResponderEliminar;)
EliminarMiguel..." Sofà de dos plazas "
ResponderEliminarCuàntas veces nos hemos quedado pensando e imaginando que el està alli y de haber hablado de màs o de menos, quedàndonos atragantadas por no haberlo dicho todo.
¡¡¡ muy interesante !!!
un beso
Ya se sabe, somos esclavos de lo que decimos, pero también de lo que callamos.
EliminarUn saludo, Doris
Hay quien se compra un sofá de dos plazas sin idea de llenarlo, tan solo por si hay invitados, para que descanse al lado su gato o, simplemente, para tumbarse viendo "esta cocina es un infierno". No convirtamos al sofa de dos plazas como al comer en un restaurante, que o es para dos o da verguenza.
ResponderEliminara ver si al fin este comentario lo puede publicar¡¡¡¡
Bueno si es para ver Pesadilla en la cocina (en cualquiera de sus versiones) hasta de tres plazas estaría bien.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, es acertado.
Un abrazo