Ventana al mundo

Ventana al mundo

jueves, 31 de octubre de 2013

MANERAS DE VIVIR

Conocí a Eloise recostada sobre el contrafuerte de una ermita en Béziers, mientras apuraba un cigarrillo. Trataba de desterrar a Carolina, mi princesa. Arrinconar su frialdad cuando intentaba que bailase conmigo un rock and roll en la plaza del pueblo. Había pasado el tiempo de estar clavado en el bar.

¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? le dije en mi precario francés.

Eso a quién le importa respondió, girándose de primeras.

El calendario se detuvo durante semanas. Yo disfrutaba con aquella flaca francesa como si al mundo lo contuviesen aquellos valles. Je t’aime, solté una tarde, con la mano por detrás de su peinado asimétrico, acariciando su nuca. Ahora dime que me quieres, rezongaba para mí. Imagino que le asusté. Déjame, susurró, y terminó todo. Tomé el primer tren rumbo al norte, en un intento por encontrar el mío.

Juliette servía cafés junto al Saône. Al ir a pagar, advertí que me habían robado, estaba sin documentos. Ella me ayudó y, al poco, recorríamos Lyon de la mano. Su veneno ya estaba bajo mi piel. Pero no tardó en abandonarme.

La mujer que yo quiero sigue esperando. Eso sí, ni ella ni nadie, puede cambiarme.



lunes, 14 de octubre de 2013

REMEMBRANZA

Recuerdo los paseos que no dimos a orillas del Duero, aquel candado que, sonriendo, no colocamos en la baranda del puente, bajo la mirada de San Saturio. Cómo la sombra de los álamos y el roquedal era capaz de tornar el agua en un azul petróleo. Me acuerdo tampoco de la chaquetilla que llevabas, cuando el viento venía asimismo desde Urbión, mezcolanza de tomillo, salvia y espliego.  De las promesas que no fueron arrastradas por el curso plateado del río. O las caricias ficticias sobre la hierba húmeda de la ribera.
Lo recuerdo nada como si fuera ahora mismo.

El Duero, a su paso por Soria


Este texto ha sido elegido ganador del V Certamen de microrrelato Río Duero, organizado por el Ayuntamiento de Soria.