Ventana al mundo

Ventana al mundo

viernes, 7 de diciembre de 2012

Mariposas negras

Al final aquella chica resultó ser lo que no era. Así pues, hice borrón y cuenta nueva. Decidí no volver a verla y salí de las juventudes socialistas, a través de las cuales hubiera podido caminar hasta llegar a ser miembro de facto en el partido. No mucho después, tras el descalabro electoral, hubiese ascendido muchos puestos, hasta situarme en la parrilla de salida. Un lustro más de esfuerzo, y la ayuda de los contactos que ella tendría me iban a aupar, sin duda, a lo más alto del partido. Y entonces, con el programa perseverado durante una década, un equipo funcionando a pleno rendimiento y mi poder de oratoria, la victoria electoral. Luego, las noches iluminadas por granos de café, llamadas de compromiso, reuniones con cada meridiano, todo hasta conseguir ganar peso en Europa. El trabajo bien hecho, la tentación de aquel maletín, mi hijo sin arropar. Taquicardias, papeles biliosos de tanto pensarlos, y la reunión de urgencia con la que hubiésemos evitado el conflicto armado entre ambos países. Nada de todo eso fue, y ahora que el rifle rebelde apunta a tu sien, quisiera pedirte perdón por no haberlo evitado.