LA CULPA
Subir de nuevo a la habitación. Abrir la puerta
despacio y, una vez dentro, cerrarla en seguida, como si eso evitara que la
pureza del ambiente escape al exterior. Apoyarse en el borde de la cama y percibir
el olor que aún desprende su almohada. Alisar la colcha al levantarse. Ir hasta
el escritorio; leer de nuevo su carta. Caer al suelo; sentir el ahogo. Avanzar hasta
la ventana, abrirla y sentarse en el alféizar. Mirar hacia abajo. Ser
deslumbrado por un instante. Respirar hondo. Bajar de allí; mirar su foto.
Meterse en su cama abrazando a su peluche favorito.
***
Este microrrelato resultó finalista semanal el 30/04/2016 en el programa Wonderland de Ràdio 4 de Radio Nacional de España. Pincha AQUÍ si quieres leer en la página oficial el ganador y los otros finalistas.
Buen trabajo. Me has llevado a ese niño que no pudo aguantar el acoso. Y la madre, claro, ese sentirse culpable por no haberlo detectado. Mi hijo tuvo un poco más de suerte, no llegó a ello, y nosotros. ¡Felicidades!
ResponderEliminarPor ahí van los tiros, sí.
EliminarGracias.