Recuerdo los paseos que no dimos a orillas del Duero, aquel
candado que, sonriendo, no colocamos en la baranda del puente, bajo la mirada
de San Saturio. Cómo la sombra de los álamos y el roquedal era capaz de tornar el
agua en un azul petróleo. Me acuerdo tampoco de la chaquetilla que llevabas,
cuando el viento venía asimismo desde Urbión, mezcolanza de tomillo, salvia y
espliego. De las promesas que no fueron
arrastradas por el curso plateado del río. O las caricias ficticias sobre la
hierba húmeda de la ribera.
Lo recuerdo nada como si fuera ahora mismo.
El Duero, a su paso por Soria
Este texto ha sido elegido ganador del V Certamen de microrrelato Río Duero, organizado por el Ayuntamiento de Soria.