En esta plaza he podido contemplar a
decenas de jóvenes jurarse amor eterno. Reencuentros. Peleas. Gente tratando de
convencer a otros de que sus dogmas son los correctos. También cientos de
golondrinas trisando cada primavera. Mimos; rateros; vendedores de sueños. He
visto hasta una revolución. Una vez una niña me hizo un dibujo. A mi edad, creo
que son suficientes sucesos. Cuenta cada uno de mis anillos, verás que no
miento. Y tranquilo, no te guardo rencor.